El 24 de Mayo del 2016 el Oklahoma City Thunder derrotó a los Warriors de Golden State en su serie de final de conferencia. Con esta victoria el Thunder de Kevin Durant tomaba una ventaja de 3 juegos contra 1.
Seis días después los campeones defensores le darían vuelta a la serie para salir victoriosos en 7 juegos.
Poco más de un mes después, el 4 de Julio del 2016, Kevin Durant ejerciendo su derecho como agente libre escoge continuar su carrera con esos mismos Warriors que le eliminaron de forma tan sorpresiva.
Siempre que una persona deja atrás una situación donde no es feliz y da una paso adelante para mejorar su vida y sentirse más contento y satisfecho consigo mismo, debe ser motivo de celebración. No importa si es un ser amado, un desconocido o alguien que creemos conocer. Es decencia humana. Me alegro que Kevin Durant – la persona – haya encontrado esa paz.

Por otra parte, como aficionado NBA y admirador de Kevin Durant – el jugador – su decisión ha sido una de las grandes decepciones que he sufrido como aficionado. Verán tengo más de 30 años, desde mis años formativos he tenido la dicha de ver jugar y competir ferozmente a Michael Jordan, Scottie Pippen, Reggie Miller, Stockton y Malone, Tim Duncan, Kobe Bryant, Lebron James, Steve Nash, Manu Ginobili y muchos más. La idea de que alguno de estos jugadores decidiera jugar para el equipo que le acaba de eliminar es impensable. Si, muchos jugadores élite han cambiado de equipo en medio de su apogeo pero pocos caso se han visto donde un jugador del calibre de Durant pase a una situación tan establecida como los Warriors: sin necesidad de construir nada, sin tener que luchar por crear una identidad o cultura, sin tener que surgir JUNTOS. Sólo llega al partido, produce como una estrella, gana el campeonato y ve a descansar.
Personalmente culpo a esas estrellas mencionadas en el párrafo anterior. Fuera de las capacidades físicas siempre he pesando que para llegar a la NBA y rendir a ese nivel tienes que tener una mentalidad asesina ( no me gusta la expresión, pero es el término más popular) donde no hay espacio para la duda, siempre presionándote al 100% incluso cuando no puedes más. Personas ultra competitivas, líderes que no pueden descansar hasta cumplir sus metas. Todos deberíamos tener esa mentalidad, pero muchos no podemos ni respetar una dieta.
Durante posiblemente es el primer tipo de persona, es probable que tenga ese mismo «chip mental» pero con una diferencia: no quiere la responsabilidad de guiar a un equipo. No quiere la carga que traen los fracasos. Ha tenido ese peso durante el tiempo que el Thunder fue contendiente y no le gustó.
Jordan y Bryant le hacían bullying a sus propios compañeros para convertirlos en mejor jugadores. Duncan fue el mejor compañero de equipo – profesionalmente y como amigo – de una infinidad de jugadores. Magic lograba guiar a su equipo con una sonrisa. Todos ellos lo hicieron a su manera, presionaron los botones adecuados y aceptaron la responsabilidad que su talento conlleva. KD no es sí. El talento de Durant lo convierte en uno de los mejores tres jugadores de la liga pero no es un líder. No quiere ser un líder. Prefiere estar en una situación donde no tiene que llevar la obligación de sacar adelante a su equipo. Prefiere ser parte del ensamblaje del equipo, que alguien más sea el que da un paso adelante para motivar a las tropas. Su talento lo hará resaltar en la cancha, eso es suficiente para él.
No se trata de fidelidad. En un negocio, no se debe esperar fidelidad de ningún lado de la ecuación. El mejor ejemplo es el canje de Isaiah Thomas a los Cavs. Thomas lo dio todo por Boston en sus dos años y aún así Ainge tomó la decisión de canjearlo antes de lidiar con su próximo contrato y posiblemente su lesión de cadera. No es justo esperar fidelidad sólo de un lado de los involucrados. KD jugó y creció como jugador durante sus nueve años en Oklahoma City. Cumplió su contrato y decidió cambiar de escenario. No hay ningún problema con eso.
¿Se trata de cobardía? Posiblemente. El Thunder fue uno de los mejores equipos de la liga durante los últimos cinco años de Durant en OKC. Lesiones y equipos superiores le negaron un campeonato. El hecho comprobado que Durant estuviese en contacto con Draymond Green desde tiempo atrás y que incluso durante la final de conferencia refleja muchas cosas acerca de la personalidad de Durant y su compromiso con el Thunder. Podemos decir que es influenciable. Incluso que tiene características inmaduras. Llamar a una persona cobarde por aceptar quién es no parece correcto. KD sencillamente prefirió una situación donde no tenía que lidiar con tanta responsabilidad.

Ahora Kevin Durant es feliz. Es campeón NBA y MVP de la finales. Juega para un equipo que maximiza sus talentos y donde no tiene que acarrear extras responsabilidades. Testamento de esto es su vuelta a las redes sociales donde sin reparo alguno responde a fans, haters y periodistas de una manera que nunca hizo en sus años de OKC. Quizás el campeonato el dio la seguridad de mostrarse como realmente es ante el público. Quizás el hecho que si Golden State no gana el siguiente campeonato no sería su culpa.
Durant se ha librado de responsabilidades que le molestaban, responsabilidades que otros atletas de su calibre han aprendido a llevar; algunos de ellos han llegado a ser campeones, otros no, pero aceptaron su destino como líderes y caras de una franquicia para bien y para mal.
KD no quería nada de eso y ahora KD está libre de esas cargas.
Bien por KD.
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